Cuba

Celia Guevara, arquitecta y hermana del guerrillero

Por Teniente Lissel Pino Ceballos.

El Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas Mario J. Buschiazzo, de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, a través de su perfil en la red social Twitter, lamentó el deceso este martes, a los 93 años de edad, de quien fuera investigadora principal de esa entidad, la arquitecta  Celia Guevara de la Serna, hermana del Che.

Los investigadores y escritores cubanos Adys Cupull y Froilán González, grandes estudiosos de la vida y obra del Comandante Ernesto Guevara de la Serna, al enterarse de la noticia compartieron con la Casa Editorial Verde Olivo una crónica escrita por ellos sobre una de las visitas de Celia a Cuba.

«Lamentamos comunicar el fallecimiento de la arquitecta y especialista en países en Desarrollo Celia Guevara, quien fuera Investigadora Principal de nuestro Instituto y directora de varios proyectos de investigación, especialmente sobre el Corredor Norte del Gran Buenos Aires, temática sobre la cual realizó diversas publicaciones y presentaciones de ponencias en reuniones científicas», publicó el instituto.

 

Con Celia Guevara de la Serna

Por Adys Cupull y Froilán González.

 

En junio de 1989 se realizó en la Facultad de Filosofía de la Universidad de La Habana, el Taller Científico Internacional «Las ciencias sociales en el mundo contemporáneo», donde participó Celia Guevara de la Serna, hermana del Che y se inscribió para un posgrado «Problema de Historia de América».

Celia solicitó visitar los lugares vinculados a su hermano, especialmente los de la Sierra Maestra, pero pidió no divulgar su visita, ni participar en actos o ceremonias y que solo fuera tratada como una interesada en la historia, resguardando su identidad. Pero ese clandestino viaje, había que coordinarlo con el Ministerio del Interior y el Partido y se les informó a los delegados de las provincias de Granma y Santiago de Cuba.

En Bayamo y Manzanillo fuimos acompañados por el miembro del Ejército Rebelde, Arturo Aguilera, jefe de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, visitamos varias instituciones culturales, museos, monumentos y lugares asociados al Che y patriotas cubanos.

Al final hubo una cena de despedida con pocos invitados, entre ellos los que nos apoyaron en la visita. En Santiago de Cuba se coordinó con el general Roberto Valdés, Delegado del Ministerio del Interior en esa provincia, que se ocupó de organizarlo todo y salimos a recorrer la Sierra Maestra.  Nos hospedaron en una casa de visita en Chivirico.  Llegamos hasta Ocujal del Turquino, nos reunimos con el personal médico y varios campesinos, entre ellos los que conocieron al Che y uno a quien le había extraído una muela y contó en detalle el suceso.  Ellos habían creado una cátedra de estudios dedicada al Che, dirigida por la Universidad de Oriente.

Visitamos el Museo Combate de la Plata, donde el Ejército Rebelde obtuvo su primera victoria, la base para la subida al Pico Turquino y los bellos espejos de agua que forman el río hasta desembocar en el Mar Caribe, donde se construyó la única instalación turística con un cementerio en sus predios, de los más de 24 que existían en esa costa de la Sierra Maestra.

Celia se bañaba en los ríos, por donde estuvo el Che y visitamos el campismo en la desembocadura del río La Mula, inaugurado el 2 de agosto de 1982 y considerado uno de los más encantadores de la Sierra Maestra, a 126 Kilómetros de Santiago de Cuba, pero solo para huéspedes y para lograrlo, no quedó otra alternativa que violar el acuerdo de no divulgar su nombre.  El río poseía una poceta de aguas cristalinas, con el fondo de piedras pulidas por el mar.

Advirtieron no llegar a los arrecifes, hábitat del Rascacio, un pez muy venenoso, de 30 centímetros de longitud y perteneciente a la familia Scorpaenidae, integrada por las especies León, Cebra y Escorpión.  Están considerados portadores de unas de las toxinas más potentes en el mundo marino. 

Celia fue hasta los arrecifes y al pisar un Rascacio le clavó su aguijón venenoso. Los dolores eran intensos y se quejaba de la agresión, fue necesario llamar al médico de la institución.

El galeno consideró no grave la agresión, le suministró los medicamentos para esos casos, pero en un aparte manifestóera preferible llevarla para Santiago de Cuba, porque en ocasiones se presentan dificultades para respirar, desmayos, presión arterial baja, debilidad, latidos cardíacos irregulares y podía ocasionar diarreas, delirios, parálisis y vómitos.  Explicó que en Cuba fue descubierto en 1960 y durante las investigaciones, perdieron la vida dos buzos y 13 investigadores por desconocerse la peligrosidad del pez, no tomar las precauciones necesarias y no acudir al médico con prontitud.

Señaló que el Departamento de Investigaciones Marinas, mantenía un estricto control. El accidente fue comentado por todos y el viaje clandestino de Celia, seguramente se expandió por toda la serranía.  Le avisamos al general Roberto, habló con el médico, se interesó por la situación y acordaron, nos acompañaría hasta Uvero donde su colega de Chivirico a 75 kilómetros de Santiago de Cuba, nos llevaría para la casa de visita donde nos alojábamos. 

Al llegar se encontraban un médico y una enfermera que le realizaron los exámenes y suministraron los medicamentos correspondientes. Celia se encontraba muy serena y estoica y hasta animosa.  Cuando el general llegó comenzaron a conversar de arquitectura, expertaen Países en Desarrollo, Ginebra, Suiza; su tesis de Doctorado en Arquitectura y Ciencias Sociales se basó en temas de utopía y realidad urbana.

Se desempeñaba como investigadora principal del Instituto de Arte Americano y Miembro del Instituto Gino Germani, dirigió proyectos en Cuba, España y Suiza y asumió la dirección de equipos en Argentina y otros países, como Profesora Titular del Seminario Métodos de Investigación en Historia Urbana; y Asociada a la Cátedra Cafassi de Teoría Marxista. 

Con un grupo de graduados y estudiantes argentinos investigaba sobre la interacción entre las clases sociales, la historia, la sociedad urbana, la música y arte en general.  El incidente del Rascacio sirvió para que, cuando le escribíamos o llamábamos por teléfono en Buenos Aires y preguntaba de parte de quien, le decíamos del Rascacio, le daba mucha gracia y rápidamente nos identificaba; sirvió como forma de comunicarnos.

Tomado de Verde Olivo.

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