En el tejido de la Revolución Cubana
Por Alicia Jrapko y Bill Hackwell.
El tiempo comienza a distanciarse de ese conmovedor momento de hace seis aƱos, cuando los Ćŗltimos tres miembros de los Cinco Cubanos salieron en libertad de tres prisiones del Imperio despuĆ©s de 16 aƱos de encierro. Sin embargo, a los que trabajamos en solidaridad con Cuba y los Cinco, y por una sana desconfianza hacia el gobierno de los Estados Unidos, no creĆmos que fuera cierto hasta que el avión que los llevaba de regreso a casa aterrizó en La Habana y fue verificado por el gobierno cubano.
Fue una ocasión para recordar al Che Guevara quien, con su infatigable optimismo revolucionario, dijo: āSeamos realistas, soƱemos lo imposibleā. En ese momento fueron palabras sabias, pero aĆŗn mĆ”s ahora en estos tiempos de sanciones, pandemia, hambre y guerra.
ĀæCómo pudo suceder eso? ĀæQuĆ© hizo que el Imperio parpadeara? Cuando RenĆ© GonzĆ”lez, Fernando GonzĆ”lez, Ramón LabaƱino, Antonio Guerrero y Gerardo HernĆ”ndez fueron arrestados en Miami en 1998, por monitorear las actividades de grupos terroristas que operaban contra Cuba, pocos sabĆan quiĆ©nes eran ellos.Ā
Llevados a una prisión federal en Miami, los Cinco fueron acusados de una serie de crĆmenes y delitos, puestos en confinamiento solitario por 18 meses sin ningĆŗn contacto con sus familias.
Los guardias les aseguraban que nadie sabrĆa de ellos y que se pudrirĆan en la cĆ”rcel. Cualquier persona podrĆa haber pensado que estos eran casos perdidos, especialmente para el lĆder de los Cinco, Gerardo HernĆ”ndez, que se enfrentaba a la pena de dos cadenas perpetuas mĆ”s 15 aƱos.
Todo el peso del código penal de los EE. UU. habĆa caĆdo sobre ellos. Como dijo la conocida escritora norteamericana Alice Walker en una reunión de solidaridad con los Cinco en Berkeley, California: āĀæQuĆ© es esto de dos cadenas perpetuas? ĀæQuiĆ©n va a estar tanto tiempo para cumplirlas?ā. A menos que fuera para indicar cuĆ”n punitivo era el sistema de los EE. UU. y el mensaje que estaba enviando a Cuba y al mundo.
Pero, una vez mĆ”s, como lo han hecho a lo largo de lo que ahora son 12 administraciones estadounidenses desde el triunfo de la Revolución, el gobierno de los Estados Unidos habĆa subestimado al pueblo cubano y a su heroica Revolución liderada por Fidel Castro, quien dejó claro el 23 de junio de 2001 cuĆ”l iba a ser el resultado para los Cinco cuando pronunció con firmeza la frase āVolverĆ”nā.
Fue un tĆ©rmino adoptado por un movimiento de solidaridad que creció internacionalmente pidiendo la liberación de los cinco cubanos frente a la Casa Blanca y frente a cada consulado y embajada de los Estados Unidos en el planeta y, aĆŗn mĆ”s importante, fue un tĆ©rmino que resonó en los corazones del pueblo cubano que abrazó a los Cinco como a sus propios hijos. Ā
Durante esos 16 aƱos hubo manifestaciones en cada provincia cubana, en todas las carreteras principales se erguĆan vallas publicitarias, se celebraron eventos pĆŗblicos y nadie, incluyendo los turistas, podĆan visitar Cuba sin escuchar sobre los Cinco.
Los niƱos aprendieron sus nombres en las escuelas, mientras que las familias de los Cinco se convertĆan en valientes emisarios que viajaban por todo el mundo para dar a conocer el caso. Eso solo podĆa ser posible en una verdadera Revolución, donde el gobierno apoyara la lucha por su regreso. Se puede decir sin exagerar que los cinco cubanos fueron los Ćŗnicos prisioneros polĆticos del mundo que tuvieron el apoyo de todo su paĆs unido exigiendo su liberación.
La certeza de Fidel de que los Cinco regresarĆan no eran palabras huecas, sino la confianza que tenĆa de que el pueblo cubano los apoyarĆa y se comprometerĆa plenamente en esta lucha, como lo habĆa hecho en cada desafĆo y obstĆ”culo proveniente del Norte.
Desde el triunfo de la Revolución, pasando por la campaƱa para erradicar el analfabetismo que quedaba en Cuba como parte de una colonia estadounidense, Playa Girón, hasta la supervivencia a un bloqueo de 60 aƱos y mucho mĆ”s, el espĆritu revolucionario del pueblo cubano ha sido puesto a prueba, pero no ha vacilado ni se ha quebrantado.
La valentĆa y el carĆ”cter decidido de los cubanos se basa en el contrato social que tienen con su Revolución, el cual se ha basado desde el principio en un diĆ”logo honesto entre el gobierno y el pueblo, brindando a todos y todas la misma oportunidad y su carĆ”cter colectivo de resolver los problemas y compartir los frutos. La Revolución cubana no fue una revolución parcial, sino un cambio total, de un sistema de desigualdad, desprecio y opresión a uno de posibilidad y esperanza que, aun con sus imperfecciones, vale la pena defender por el bien comĆŗn; eso estĆ” en la fibra misma del pueblo cubano, lo que hace de cada ciudadano un ejemplo extraordinario.
La prolongada fuerza de los cinco cubanos, que estaban dispersos en las peores penitenciarĆas de los EE. UU., se podĆa ver en cómo interactuaron y se comportaron durante esos largos aƱos de encierro. A diferencia de la mayorĆa, ellos eran prisioneros polĆticos, pero actuaban mĆ”s como representantes diplomĆ”ticos de su paĆs y de la Revolución.
Prosperaron a travĆ©s de proyectos artĆsticos, escritos, enseƱanza y se ganaron el respeto de otros prisioneros por la forma en que se comportaron, especialmente de los reclusos afroamericanos cuando se supo que tres de los Cinco habĆan ido voluntariamente a Ćfrica a luchar por la independencia de Angola. Incluso algunos de los guardias se preguntaban cómo alguien como ellos podĆa acabar en un lugar olvidado por Dios como si fuera un gran error judicial. Los Cinco no perdieron el tiempo y no se limitaron solo a esperar un milagro, sino mĆ”s bien fueron parte activa del movimiento para liberarlos; no conocĆan otra forma de ser, ya que era parte de su ADN revolucionario.
Las pĆ”ginas de la historia de Cuba estĆ”n llenas de individuos que brillaron en un momento crĆtico para revelar el derecho fundamental a la justicia bĆ”sica.
En 1999, solo un aƱo despuĆ©s de que los cinco cubanos fueran encarcelados, EliĆ”n GonzĆ”lez, hijo de Cuba, fue rescatado despuĆ©s de que su madre se ahogara en un intento de llegar a la Florida. El niƱo fue llevado con parientes lejanos en Miami mientras la mafia anticubana politizaba la trĆ”gica situación haciendo todo lo posible para impedir que el niƱo regresara a Cuba. La historia se convirtió en noticia de primera plana en los Estados Unidos y se impuso un circo mediĆ”tico, pero el componente decisivo en la victoria del regreso de EliĆ”n, siete meses despuĆ©s, fue la intervención de su padre Juan Miguel, un trabajador de CĆ”rdenas, que fue a buscarlo y no se dejó influenciar por los sobornos, las promesas de un futuro prometedor y el acceso a todas las posibilidades de consumo disponibles en los Estados Unidos para aquellos que pueden permitĆrselas, si se quedaba y le daba la espalda a Cuba.
Pero Juan Miguel no era un traidor, estaba hecho del mismo tejido revolucionario de los Cinco cubanos, firme en dejar claro que era cubano, no tenĆa motivos para irse y que, simplemente, querĆa llevar a su hijo a casa.
Fue un momento convincente y, como Fidel predijo, la decencia bĆ”sica del pueblo de los EE. UU. no soportarĆa que a un padre se le negara el derecho bĆ”sico de estar con su hijo, comunista o no.
Al acercarnos al aniversario 62 de la Revolución Cubana, es hora de reflexionar sobre sus logros, conseguidos por la unidad del pueblo, el gobierno y sus ideales humanos contra todos los pronósticos. Mientras los Estados Unidos continĆŗen con una polĆtica de cambio de rĆ©gimen, no importa cómo se empaquete, el pueblo cubano seguirĆ” defendiendo lo que le ha caracterizado, exigiendo su derecho a determinar su propio futuro.
Tomado de La Jiribilla/ Foto de portada: EFE/ Archivo.