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Reimaginar, recrear y restaurar la Tierra en el Día Mundial del Medioambiente

Por Patricia María Guerra Soriano / Colaboración especial para Resumen Latinoamericano

Cada tres segundos el mundo pierde una superficie de bosque equivalente a un campo de fútbol, en el último siglo se han destruido la mitad de los humedales, las emisiones globales de gases de efecto invernadero han aumentado durante tres años consecutivos y el 50 por ciento de los arrecifes de coral ya se ha perdido completamente, mientras un 90 por ciento podría desaparecer, incluso si el calentamiento global se limita a un aumento de 1,5 °C.

Esos son solo algunos de los indicadores del desgaste medioambiental con el que llega el planeta a este 5 de junio de 2021, cuando se celebra el Día Mundial del Medioambiente. A diferencia de otros años, la fecha marca el inicio de una etapa definitoria para la humanidad, “nuestra última oportunidad para evitar una catástrofe climática-dijo Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU)-hacer retroceder la marea mortal de contaminación y acabar con la pérdida de especies”.

La cuenta regresiva que la naturaleza ha emplazado ya acumula muchos años y las pruebas de que los desastres ambientales superan las capacidades humanas para solucionarlos pululan anualmente.

La aparición de la pandemia de la COVID-19 en el mundo es un trágico ejemplo de lo que representa la pérdida de ecosistemas, pues-como evidencia Naciones Unidas-al reducir el área de hábitat natural para los animales, se crean las condiciones ideales para la propagación de patógenos, incluidos los coronavirus.

Por eso, este año la ONU convoca a “reimaginar, recrear y restaurar” los ecosistemas, acciones que deberán ser el centro de las decisiones medioambientales durante los próximos diez años; se trata de “una misión global que reviva miles de millones de hectáreas, desde bosques hasta tierras de cultivo, desde la cima de las montañas hasta las profundidades del mar”.

Un reporte difundido este 3 de junio por expertos del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (Pnuma), asegura que se sigue avanzando en la dirección equivocada, ante lo que urge la reconstrucción de ecosistemas en 1 000 millones de hectáreas de tierras degradadas por diversos tipos de actividad humana, con los propósitos de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 °C, garantizar la seguridad alimentaria de la población mundial y reducir el ritmo de extinción de las especies.

De acuerdo con los especialistas ambientales, la restauración de los ecosistemas en este decenio decisivo puede tomar muchas formas: desde la reforestación, el rehumedecimiento de las turberas y la rehabilitación de los corales hasta plantar árboles, reverdecer las ciudades, reintroducir especies silvestres en los jardines, limpiar ríos y costas y cambiar los hábitos alimenticios.

El documento señala que el enorme crecimiento económico de las últimas décadas se ha producido “a costa de la salud ecológica”, una variable que afecta especialmente a los pobres, a los pueblos indígenas y a otros grupos poblacionales marginados.

Restaurar los ecosistemas-precisó Guterres-no solo salvaguardará al planeta, sino que creará “millones de nuevos puestos de trabajo para 2030, generará retornos de más de siete billones de dólares cada año y ayudará a eliminar la pobreza y el hambre”.

Para ello, expertos independientes de la ONU, abogaron por que el organismo internacional reconozca formalmente que vivir en un entorno seguro, saludable y sostenible es un derecho humano.

En la declaración conjunta emitida con motivo al Día Mundial del Medioambiente, suscribieron que de los 193 miembros de la ONU, 156 han incluido este derecho en sus constituciones, leyes y tratados regionales.

Casi 50 años después de la Declaración de Estocolmo (1972) sobre el medioambiente humano en la que los Estados miembro aprobaron que las personas tienen el derecho fundamental a “un medioambiente de calidad que permita una vida digna y con bienestar”, los expertos sostuvieron que la ONU puede ser “el catalizador para una acción ambiciosa al reconocer que todos, en todas partes, tienen el derecho a vivir en un ambiente sano”.

“Únete a la Generación Restauración: Restauración de ecosistemas para las personas, la naturaleza y el clima”, el informe que da apertura a este decenio, destaca que la humanidad está utilizando alrededor de 1.6 veces la cantidad de servicios que la naturaleza puede proporcionar de manera sostenible; de ahí que “los esfuerzos de conservación por sí solos sean insuficientes para evitar el colapso de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad a gran escala. A nivel mundial, el costo de la restauración de la tierra, sin incluir la restauración de los ecosistemas marinos, se estima en al menos 200 000 millones de dólares por año hasta 2030”.

Nuestra degradación del mundo natural-sostuvo Guterres-está destruyendo los alimentos, el agua y los recursos necesarios para sobrevivir y ya está socavando el bienestar de 3 200 millones de personas que equivalen al 40 por ciento de la humanidad. “Afortunadamente-afirmó-la Tierra es resistente y todavía tenemos tiempo para revertir el daño que hemos hecho”.

Foto de portada: El Tiempo

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